Cuando hace quince días estuve en el Pais Vasco, aproveche para llegar hasta la costa desde Gernika, y asi poder visitar un poco el litoral y dar un paseo por Mundaka, un pequeño y pintoresco pueblo que se encuentra dentro de la Reserva de la Biosfera del Urdaibai.
Dicen que Mundaka presume de ser hogar de una de las olas de izquierda más largas del mundo, lo que convierte la localidad en un famoso destino de surf. Fue el lugar perfecto para parar a dar un paseo durante un día esplendido de sol y disfrutando de las vistas que te ofrece la Ria de Mondaka, donde desemboca el rio Oka.
La leyenda dice que corría el siglo X cuando llegó a Mundaka un barco procedente de Escocia en el que viajaba una princesa desterrada. Los escoceses en su búsqueda de aprovisionarse de agua potable tras la travesía encontraron una fuente que les llamó la atención por la claridad de su agua y la llamaron “munda aqua”, que significa exactamente eso en latín: “agua cristalina”. La leyenda nos continua contando que la princesa tuvo un hijo llamado Jaun Zuria, que con los años se convertiría en el primer Señor de Vizcaya. A pesar de que esta historia no puede verificarse con certeza, lo que sí podemos se puede afirmar es que Mundaka ha jugado un papel importante en la historia y mitología vascas.
Hoy, Mundaka es un pequeño y encantador pueblo pesquero y que toda su vida y actividad se desarrolla alrededor de su puerto. Allí es donde los lugareños de todas las edades se reúnen y pasan el tiempo, ya sea bañándose, tirándose al agua desde los diques de piedra, en el parque, el frontón o alguno de los bares de la zona tomándose un fresco xacoli y unas tapitas de pescado. Un puerto que es además el corazón y rincón más hermoso de la localidad rodeado por coloridas casas de estilo vasco.
Un paraje hasta donde puedes prolongar tu paseo es la Ermita de Santa Catalina. Esta se encuentra a las afueras de Mundaka, situada en una pequeña península del mismo nombre. La ermita disfruta de una ubicación estratégica, ya que desde ella se controla cada entrada y salida del estuario, con una vistas impresionantes. La ermita, en el transcurso de los años ha sufrido daños y derribada en varias ocasiones debido a su ubicación junto al agua y los fuertes temporales que la azotan. Aunque desde la Edad Media siempre ha habido un edificio en este mismo lugar, la ermita que hoy vemos data de 1879 y es una mezcla de entre estilo gótico y renacentista.
La historia negra de la ermita es que durante siglos funcionó como área de cuarentena para los enfermos de epidemias. También fue utilizado como almacén de munición para la fortaleza que vigilaba el tráfico de navíos por la ría que se encontraba junto a la ermita de la cual, aun hoy en día, se pueden ver restos de la muralla que perteneció a dicha fortaleza junto a la ermita.