En mis días por Pakistán, visité el lago Manchar a sabiendas de que en este lago se encuentran los pocos nómadas Mohana que aún viven en la última aldea flotante. A primer golpe de vista te puede parecer una visita curiosa y anecdótica, pero cuando las imágenes visuales reposan, rascas un poco y se procesan, ves que no es oro todo lo que reluce. Los Mohana son una etnia que nacen, viven y mueren a un palmo del agua, de hecho tienen el sobre nombre de “Lords of the sea”.

El Lago Manchar es en realidad un lago artificial creado en 1932 mediante la construcción de dos canales derivados del río y la presa de Sukkur. Su finalidad era regular las crecidas y permitir ampliar la superficie agrícola a base de regadío y reducir la salinidad del agua, el gran azote hoy en día de todos los deltas. Pero la salinidad sigue avanzando y a causa de vertidos industriales el agua del lago se ha vuelto muy insalubre. Esta es la causa de que la tuberculosis, las enfermedades de la piel y las infecciones oculares, como el tracoma, que conducen a la ceguera, se hayan hecho endémicas en la zona.


Los Mohana han sido la primera línea de perjudicados por la degradación del agua y actualmente su situación es dramática. Flora y fauna locales destruidas por los desechos industriales tóxicos que fluyen a lo largo de un canal y hacia el lago. La pesca que era y es su medio de subsistencia ahora es solo una fracción de lo que era antes. Decenas de especies de peces han desaparecido, lo que significa que hay menos aves migratorias y de otro tipo que siguen a los barcos pesqueros de los Mohana. La pérdida de biodiversidad ha puesto en peligro el equilibrio ecológico natural. Hombres, mujeres y niños han tenido que hacer frente a frecuentes escaseces de alimentos e inundaciones dramáticas; se han vuelto más débiles.

Habiendo perdido los recursos provenientes de la pesca, los nómadas a menudo han tenido que abandonar su estilo de vida tradicional en el agua en casas flotantes, y se han asentado como comunidades sedentarias en la orilla, formando aldeas de refugios hechos de barro y juncos. Ahora su economía no les permite renovar sus barcos de pesca o lo que es lo mismo, sus viviendas. La situación de esta comunidad única se enfrenta a la perspectiva casi inevitable de que su forma de vida tradicional desaparezca.
Cada año visito el certamen de Visa pour l’Image en Perpingan, a dos horas de Barcelona y mis fotografías me hicieron recordar que en el certamen del año 2020, es decir muy reciente, quizás por esto me vino a la memoria, la fotoperiodista Sarah Caron presentó su trabajo “The Last Mohana People” denunciando esta situación. Estas fotografías, al igual que las de Sarah Caron, deberían ser un toque de atención sobre la tragedia del pueblo Mohana y obtener una respuesta de los responsables políticos de Pakistán en un intento para detener esta crisis humana y ambiental. La urgencia de la situación así lo requiere, si se quiere salvar al último pueblo histórico de los Mohana.