Una de trolls, elfos, …asi es Islandia.

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Reynisdrangar. Foto J.Blanch

Cuentan las gentes de Vík í Mýrdal que mientras dos trolls intentaban arrastrar un barco hacia la costa, el sol despuntó en el horizonte y los convirtió en agujas de piedra; bloques de basalto erguidos que salen del agua como colmillos para resistir los embates del fiero mar. Voy más allá, y si hubiésemos visto Reynisdrangar en un día frío y brumoso, diría que en ese perfil fantasmagórico se esconden los mismísimos trolls, al acecho de marineros desorientados.

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Reynisdrangar. Foto J.Blanch (2014)

Pero no termina aquí el halo de fantasía de este rincón. Un pequeño promontorio de origen volcánico muestra la cavidad abierta, dicen, por el puñetazo iracundo de una de aquellas bestias, soportado por un espectacular arco de lava.

La verdad es que cuando visite este lugar, me cautivó, sus paredes de basalto, sus playas negras, resultado de la minúscula descomposición y acumulación de los innumerables sucesos volcánicos que esta isla padece. No es arena y tampoco son pequeñas piedras, no se pega a la piel pero se mete por cualquier parte, cruje bajo tus pies pero no parece poder desmenuzarse más. Una agradable e inmensa tumbona natural calentada por el sol sobre la que descansar, relajarse, y divertirse sin inhibiciones, mientras los frailecillos merodean el lugar.

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Reynisdrangar desde Vik. Foto J.Blanch ( 2014 )

Pero los verdes campos y laderas que rodean este paraje incólume no están a salvo.
Aunque lo parece, no son un idílico y romántico lugar. Sus habitantes conviven con el temible volcán Katla a sus espaldas, cubierto por el tremendo casquete del glaciar Mýrdalsjökull, de 600 km2 de hielo y nieve, para pasar desapercibido. Su último despertar fue en 1918 y desde entonces no ha rugido, pero la experiencia dice a los islandeses que un siglo es mucho tiempo y que deben estar alerta. Por eso entrenan la huida a la iglesia de Vík, el único lugar que creen podría quedar a salvo en caso de erupción y su consecuente avenida-colada acarreando lava, hielo, agua, rocas, trolls, elfos y a saber cuantas cosas más. Y es que cuando la Naturaleza habla al hombre, a éste se le olvidan las historias y las leyendas. Eso si, para generar de nuevas….

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