El té hoy en día es una bebida universal, quizás la han popularizado los ingleses después de haber colonizado medio mundo, pero los orígenes los tenemos que buscar en extremo oriente, ya que según cuenta una leyenda popular China, el descubrimiento del té fue fruto de una casual coincidencia. Su descubrimiento se atribuye al erudito emperador chino Shen Nung, también conocido como Emperador Yan, gran impulsor de la medicina china, quien durante su mandato ordenó como obligatorio hervir
toda el agua destinada para el consumo humano. Un día, mientras descansaba a la sombra de un árbol de té silvestre, una ligera brisa de verano agitó las ramas del árbol, desprendiendo varias hojas de sus ramas. Por buena fortuna, las hojas cayeron en el agua que estaba hirviendo. La infusión adquirió entonces un aroma agradable, que despertó la curiosidad del monarca por probar tal mezcla. La bebida, deliciosamente refrescante y reconstituyente, le cautivó instantáneamente.
En otra parte del mundo, la cultura hindú, atribuye el descubrimiento del té al monje Bodhidharma, fundador de la corriente del budismo Zen, quien lo usaba como tónico medicinal y reconfortante durante sus viajes. Hoy en día, la India junto con Sri Lanka es el segundo mayor productor de té a nivel mundial, a la vez que los tés de las regiones indias de Darjeeling y Assam en el norte de la India a los pies del Himalaya son reconocidos como los más finos y exquisitos del mundo.