Cuando viajas a Vietnam, la primera ciudad en que recalas es Hanói, una ciudad de más de 7 millones habitantes con un mismo número de motos y una extensión de más de 900 kilómetros cuadrados. Pero una ciudad ya sea grande o pequeña siempre tiene un centro. Y en Hanoi? Pues también. El centro es el lago Hoan Kiem. En este lago y sus alrededores se desarrolla toda la vida de Hanói. Comercios, zonas de ocio y culturales rodean este lugar que cuenta con una curiosa historia, cuyo título vendría a ser y cojo su traducción literal del nombre “El lago de la espada restituida”.
Dice una leyenda que una tortuga le entregó al Rey Thai To una espada mágica con la que poder derrotar a los invasores chinos, los malos durante muchos siglos, con la única condición de que éste devolviese el arma tras la victoria. Una vez conseguida, el monarca fue al lago a entregar la espada a la tortuga, dueña de la misma, que desapareció al recibirla y nunca más fue vista. Como recuerdo de esta historia, en un islote al sur del lago se construyó la Pagoda de la Tortuga (Tháp Rùa).
Hoy el lago es un lugar de largos paseos y una actividad obligatoria para todos los visitantes de Hanoi……y como no, un buen sitio para relajarse.
En la parte Nordeste del lago se encuentra también el Templo de la Montaña de Jade (Ngoc Son). Para llegar a este templo, tenemos que cruzar la Puerta Tam Quan, un lugar donde frecuentemente los recién casados suelen hacerse sesiones fotográficas y después cruzar el bellísimo puente rojo de madera llamado The Huc (del sol naciente). Originalmente, cuando el lago era mucho más grande, los visitantes del templo llegaban en barco. En el siglo XVIII, Nguyen Van Sieu construyó esta estructura en forma de arco o peine de marfil. El original fue destruido por un incendio en 1958, pero fue reconstruida respetando el mismo estilo.
Este puente se ha convertido en uno de los símbolos de Hanoi y en un lugar perfecto para hacer proposiciones. En este emplazamiento, por allá los siglos XVI al XVIII había una casa de campo donde se alojaban los mandarines Trinh cuando visitaban el lago. Después en el siglo XIX, el lugar se convirtió en una pagoda budista y después en un templo para el culto de un guerrero chino deificado, Quan Cong.
Más tarde el templo fue consagrado para los Espíritus de la literatura y del suelo. El santuario está dedicado a Tran Hung Dao, un héroe nacional militar del siglo 13, al erudito Van Xuong y a Nguyen Van Sieu, un maestro Confucio, que asumió la responsabilidad de ampliar y reparar el templo y sus alrededores.
Os voy a ser sincero. A mi me daba igual a quien estaba dedicado el templo. Yo lo que vi fue un edificio de un estilo chino muy particular que intentaron instaurar los reyes Nguyen de la época y un lugar magnífico para relajarse y meditar…Son esos momentos que en un viaje siempre agradeces.