Estos días y será casualidad, me están llegando varios inputs sobre Islandia. Que si viajes fotográficos, que si viajes de naturaleza y de hecho cuando se habla de Islandia, todo el mundo habla de los paisajes, de los volcanes, de los fiordos, de las ballenas, de las cascadas, de los glaciares, hablan de todo, pero nadie habla de Reykjavik. Islandia tiene unos trescientos mil habitantes, la mitad están en la capital y nadie habla de Reykjavik. En todos los viajes siempre es punto de inicio y fin de viaje y nadie habla de Reykjavik, una de las ciudades más limpias, verdes y seguras del mundo y nadie habla de Reykjavik.
Igual es porque la ciudad no es nada del otro mundo y posiblemente así sea. A ver, ¿que os puedo decir de cuando yo estuve el año pasado? …Si quitamos la catedral, el lago y un par de calles comerciales, poco queda ya para descubrir en Reykjavik. De hecho me imagino que todo el mundo en el fondo solo se dedica a pasear por el centro y que lo de los museos que se recomiendan en muchas de las guías siempre queda para la próxima ocasión, ocasión que casi nunca llega. Os voy a ser franco, si estáis en Reykjavik unas horas porque estáis al final o principio de vuestro viaje, no sufráis, con ese paseo ya tenéis más que suficiente para haceros una idea de cómo es la ciudad.
La primera parada del trayecto es siempre la catedral ya que es el edificio más espectacular y singular que hay en la ciudad, se la conoce como Hallgrímskirkja. Se construyó en la década de los setenta y toda su construcción imita a las rocas basálticas que hay por toda la isla. La catedral además es punto de referencia para moverte por la ciudad ya que su torre se ve desde casi todos los sitios. La vista desde allá arriba es espectacular.
Bajando desde la plaza de la catedral llegáis a una de las calles más concurridas de la capital, Skólavördustigur y siguiendo esta llegáis también a la calle comercial por excelencia, Laugavegur. En estas dos calles encontrareis a la gente, vereis las tiendas de típicos recuerdos de la isla, la infinidad de tiendas de deporte y de sportwear técnico y por supuesto en ellas está también casi toda la oferta gastronómica que podréis encontrar en Reykjavik. Todo lo dicho claro esta, si es verano, porque en invierno y con solo cuatro horas diarias de luz solar, en Islandia no hay ni Dios por las calles.
Otro de los edificios singulares que tiene esta ciudad es el Harpa. Un centro de conciertos y convenciones, ubicado frente al mar. Es un edificio de cristal diseñado en base a principios geométricos, en las que la luz y la transparencia son elementos fundamentales. Su diseño se inspira en la naturaleza y no lo voy a negar, tiene tantos detractores como admiradores, pero lo que si es verdad es que el edificio ya sea desde dentro o desde fuera no deja de ser un impresionante y espectáculo de luz y color.
Un punto de interés que tiene Reykjavik es el Solfarid o Sun. Es una escultura inspirada en una oda al sol pero realmente el resultado final es que se asemeja bastante a los antiguos barcos de vikingo que antaño surcaban esos mares, pero la vista que se disfruta desde este punto es espectacular
Y por último os recomiendo dar un paseo de relax alrededor del pequeño lago en su centro histórico. A pesar de sus reducidas dimensiones es uno de los más conocidos de la isla, gracias a su posición en el entorno citadino, cerca del edificio del Ayuntamiento. También se encuentran algunos edificios de la Universidad de Islandia y en sus orillas están los edificios de la Iglesia Libre de Reikiavik y de la Galería Nacional de Islandia.
Ya veis, son cuatro cositas nada mas, pero cuando vas de paso, ya sea porque es el final del viaje y acumulas el cansancio de días pasados o bien porque al día siguiente inicias tu aventura, esas cuatro cositas ya son mas que suficientes y el resto para esa futura ocasión que casi nunca llega.