Aquí tenéis una foto mía de cuando estuve en Guimeraes, Portugal. Os atrae la atención? Propongo tres reflexiones sobre ciertos elementos que consiguen que una imagen como esta pueda despertar cierto interés al espectador.
La luz es la esencia de la fotografía. Una buena iluminación puede cambiar radicalmente una fotografía, casi siempre a mejor.
Fijaos en cómo la luz que proviene del piso superior hace que las texturas y marcas de las paredes resalten más y la estancia adquiera un cierto aire de misterio. A la mente te viene la pregunta de si hay alguien arriba o si bajara alguien…Si la luz hubiera provenido de mi posición la imagen se vería plana y toda la estancia hubiera quedado uniformemente iluminada.
Una foto con movimiento es más sugerente. El uso, por ejemplo, de elementos diagonales siempre hace que la mirada del espectador se mueva por el encuadre.
En este caso, la escalera que va desde la esquina inferior izquierda hasta la superior derecha delimita claramente dos zonas en la fotografía. Es justo la frontera entre la luz y las sombras, por lo que el espectador va a posar su mirada en una y otra debido a la disposición de las mismas.
Y por último, todo elemento que no queramos mostrar ha de ser sacado de la fotografía.
En esencia, esta fotografía no es más que una escalera. La sencillez y desnudez de la imagen es lo que atrae. Si en la escena aparecieran más elementos estos conseguirían distraer la mirada del espectador apartándola de lo que quería mostrar aquí: un sótano con cierto aire hollywoodiense.