Ayer mi cuñado aprovechando una comida familiar, ni corto ni perezoso, va y nos hace un pase de 400 y pico fotos sobre su viaje a Argentina y con el paseo de regreso para casa empecé a dar vueltas al tarro de cómo ha evolucionado la manera de entender y enseñar las fotos….
Hace 160 millones de años los dinosaurios dominaban la tierra, pero los carros de dispositivas, aunque parezcan también del Jurásico, se usaban hasta hace cuatro días. Las fotos se hacían en una cosa llamada diapositiva y para enseñarlas tenías que montar un pequeño cine de barrio en casa con un proyector y una pantalla Era la manera de compartir las fotos de los viajes y han cambiado tan rápido las maneras que aun no nos ha dado por meter en los museos de Historia los pesados proyectores y los famosos archivadores de carros de las diapos de Kodak o de Agfa.
Reconozco que yo era de los que reunía a la familia y a los pocos amigos que podía pillar y a cambio de una merienda, los torturaba durante sesiones interminables de cientos de diapositivas de mis vacaciones. Me costaba entender que los demás no estuvieran ansiosos por saber cómo me las había apañado en Denia o cómo había sufrido la travesía del desierto en Túnez con un 4×4 sin aire acondicionado…Ahora que lo pienso…
Todo evoluciona y la forma de enseñar nuestras fotos también. El carro de diapositivas pasó a mejor vida. Hoy todos somos voyeaur de las vidas de los demás y nos encanta que los demás metan sus narices en la nuestra. Antes, en el salón de tu casa podías colocar, como mucho, a no más doce espectadores. Hoy, apenas que seas un poco hábil, las social media te permiten llenar de fotos la nube, la pobre un día va a reventar… y puedes enseñar las fotos de tu último viaje a miles de personas en una sola vez. Quien podía imaginar tal capacidad de comunicación y de difusión de nuestras fotos.
Pero también hay que ser críticos. Hoy con las nuevas cámaras digitales hasta un mindundi cualquiera puede hacer fotos técnicamente decentes, pero una cosa es hacer fotos técnicamente correctas y otra muy distinta es hacer fotos que trasmitan algo, que tengan alma. Ah! Eso es otra guerra. Eso ya está al alcance de menos gente. Los discos duros y esas web de almacenamiento de fotos como Flickr, Picasa…. albergan millones de imágenes, pero la inmensa mayoría insulsas y aburridas. No dejan de ser fotos familiares que no van más allá de un mero documento personal o recreaciones libertinas de la realidad untadas de photoshop.
Turistas hay muchos. Viajeros menos. Enseñar las fotos de un viaje, es fácil cuando eres un viajero porque un viajero no es el que va a un sitio, sino el que se empapa de las sensaciones y emociones del trayecto. Solo siendo así y con mirada fotográfica puedes dar vida y emoción a tus fotos. Parafraseando a Henry Miller diría que “Nuestras fotos de viajes nunca han de ser de un lugar, sino de una nueva forma de ver las cosas.”.