Cuando uno se propone hacer una ruta siguiendo por tierras del Ebro, quizás porque sea su final, o porque sea por si mismo un punto de interés especial, uno casi siempre acaba en el Delta del Ebro para ver morir sus aguas en el mar Mediterráneo. Desde mayo de 2013, Terres de l’Ebre luce con orgullo el título de Reserva de la Biosfera, sin duda por el peso que tiene la naturaleza del delta.
Por cierto, antes que la Unesco, El Fangar ya llamó la atención de U2. El particular paisaje desértico de sus dunas sirvió como escenario para grabar allí el videoclip de su tema Vértigo y también sirvió de escenario para el rodaje de la película Sahara, donde se tomaron algunas de las escenas de la película que protagonizaron Penélope Cruz y Matthew McConaughey.
Los especialistas en el tema, entre los cuales esta mi hijo dicen que el ecosistema del delta es tremendamente frágil. Hasta la década de los cuarenta del siglo pasado, el Delta avanzaba diez metros al año gracias a las muchas toneladas de limos que arrastraba la corriente. Hoy, los embalses de Mequinenza, Riba Roja y Flix han dejado esa aportación prácticamente a la nada y hoy en día esta gran planicie ganada al mar está en retroceso. A eso hay que añadirle el metro de altitud media que tiene la zona sobre el nivel del mar.
Esta horizontalidad hace que sin darte cuenta te vayas subiendo a cada una de las torres de observación que encuentras en todo el recorrido, mas que nada para hacerse uno la idea más acertada del paisaje, por cierto un paisaje compuesto por playas medio vírgenes, cañizares y lagunas por doquier, el arenal con forma de flecha del Fangar y salinas, aún en funcionamiento, y campos de arroz, símbolos de la adaptación del hombre y su pacto de no agresión con la naturaleza.